Ha quedado tan grande el cielo, que ya no puedo dejarlo entrar al centro de mi morada.
Todas las mañanas toca mi ventana con sus párpados azules.
Podría decirle sin ser irrespetuoso;
ante todo buenos días, gracias por venir,
siento que seas tan infinito y que estés incomodo,
esto es tan pequeño y desordenado
perdóname por tener tantos limites,
pero hago lo posible para que disfrutes mi compañía.
Vuelve seguido, porque todo lo que tengo es tuyo, y me alegra conversar contigo.
Usualmente me siento muy solo.
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