viernes, 27 de septiembre de 2013

responsable onírico y alucinaciones




Legendaria grabación realizada en 1959, admirada por el mismo Stravinsky, ha la fecha solo Karajan ha podido alcanzar esta potente y fiera interpretación.
Tengo seis versiones de diferentes orquestas, y no hay una sola que mantenga la línea tal como ésta o la versión de la Filarmónica de Berlin de Karajan, si bien hay momentos de absoluto éxtasis, caen con los cambios que directores modernos han intentado con ésta monumental obra.
A la fecha Sony Classics ha remasterizado esta grabación y ha sacado una edición homenaje, la misma que contiene el arte original. 

lunes, 2 de septiembre de 2013

cybergrind para la literatura (propuesta teórica)


Cybergrind en esencia no tiene las jerarquías etimológicas del ciberpunk, es más, no desciende de él y no guarda relación alguna con las bases culturales y académicas estudiadas en las universidades. Nace de otras necesidades ligadas más al conocimiento de la tecnología, la música y la contracultura del siglo XXI, los adolescentes que piensan como viejos, y los viejos que descubren el mundo de los adolescentes.
Cybergrind, es un género de la música metal, descendiente del grindcore, un ápice extremista del hardcore formado por los más ruidosos contestatarios de los noventas, artistas que rehusaron a seguir cánones de la banda tradicional, se encerraron en sus habitaciones o garajes con una guitarra y un drum machine, dieron rienda suelta a su imaginación estimulada por las drogas, abriendo paso a un laboratorio musical que a la fecha ha derivado en multitud de extremos seguidores radicales y más ordenados de acuerdo a los avances de software. Por supuesto que esta proyección etimológica taladra las estructuras del punk crudo, porque el cybergrind es absurdo y devastador, un monolito electromecánico adornado de secuencias digitales, un armamento que permite a los misántropos expandir sus universos retorcidos, creando vías de acceso hacia una versatilidad creativa extraordinaria, en la danza, el cine y las letras.
El cybergrind es un aparato revoltoso de caos e intelectualismo, burla y sadomasoquismo, es un instrumento de tortura política y un recurso de terrorismo filosófico que abunda en silogismos primitivos y en herramientas tecnológicas piratas, usuarios agresivos y fuentes de acceso clandestino, valiéndose de ellos para enunciar cruzadas sin rebelión, ejércitos sin soldados, condenando la mediocridad de los medios y la adaptabilidad de los rebaños humanos a las campañas masivas de propaganda política. Es la deshumanización del espíritu, es la bestialidad en pleno del control, es la creación del hombre nuevo en los bosques digitales y virtuales de la simulación. Es la desintegración del átomo en la especie viviente, es la mortificación del enemigo natural, la competencia, la riqueza y la moda.
El cybergrind representa los cimientos de la sociedad en decadencia y a los procesos de evolución hacia la entidad supra consciente desconocida, misma que duerme en los sueños, sonámbula se reprime en la celda de la urbanidad.
No ha sido una corriente artística la que ha engendrado este ser, sino que ha nacido en el subterráneo con numerosos volúmenes y retratos, que han publicado los iconoclastas sin mérito sus trabajos, independientemente de los medios y de los críticos, se han sentido libres de ser terroristas y libertadores, y en internet, por supuesto el interés de generar tanto desorden no obedece a la necesidad de propagar la música o la palabra como una ideología, sino de manifestar silenciosamente el desagrado al prototipo de humano que nos ofrece la sociedad moderna por las escasas luces de la educación plutocrática.
Entonces este género da lugar a varias interpretaciones artísticas y literarias que surgen con los herederos de universo cognitivo engendrado en la computadora y el videojuego, el ciberespacio de Tron, los hijos de Darth Vader, Philip K. Dick y su culto religioso. Los niños que se iniciaron escuchando a Venom y en su adolescencia acariciaron la locura de Mortician, Incantation y el conde Grishnackh tras las rejas. Los fans del grunge que acabaron los noventa escuchando Slipknot. Los escritores que junto a las mangas y animes japoneses desecharon sus raíces folclóricas. Los cinéfilos que amaron Event Horizon, la primera película cybergrind sin pretenderlo. Los que crecieron con Keanu Reeves, el Harry Potter de los noventa, ahora son los paladines de esta generación, abrumados por los trabajos esclavizantes y por los modelos de la sociedad, demandan mayores fueros de su profunda tristeza, la que no acaba ni con la muerte, para ellos es esta revolución cultural, una herramienta de profunda meditación.
Por ello, me atrevo a definir una nueva corriente literaria, como cybergrind bautizarla, un mundo que cae en el caos y en la confusión, un universo personal, atípico, sin  líneas, presente o ayer, que afecta a varias personas extraviadas en la miopía de la realidad, sino a todas las que sueñan con mil vidas todas las noches, un espíritu que zambulle en la iluminación, o en el abismo.
Pulsaciones de violencia y sadomasoquismo, exponer la desnudez del propio ser, humillado en su totalidad, imprecado, apartado de su individuo original, no como elementos nuevos, pero el uso de recursos que se han censurado en tentativas de controlar el mundo librepensante, el humano en sus fases oscura y brillante, el eclipse y el amanecer del espíritu, hacen las palabras nuevas de un manifiesto, no de ficción y tampoco de futurismo, sino de un presente agobiante, dubitativo, la incertidumbre de los días, sumergido por completo en el esoterismo y las ciencias ocultas ahora disponibles en libros pdf.
Siendo la lucha con el alma, porque el vacío de los días no llega, no calma, no nutre, el pliego de los cimientos de la educación infantil, frente a la percepción vana de los objetivos nunca alcanzados, es un obstáculo que franquea nuestras debilidades, y por ello un ansia de rebeldía no llega a ser suficiente con el delito y el homicidio, y tampoco con la revolución.
La única solución se encuentra en los fueros subconscientes, debemos despertarlos, violentarlos y emerger en la luz todo aquello que fue reprimido, cual vida nueva, cual muerte, cual momento, así los mensajes ancestrales descansan en las ideas nuevas, madurando en silencio.
La creación toma elementos sobrenaturales porque lo inmaterial responde a las exigencias del mundo nuevo, aquello que cataloga la ciencia como inalcanzable, es probado con hipótesis blandas, por ello que la ausencia de dogmas permite a los más jóvenes abrazar con racionalidad gélida el proceso de supervivencia. Ellos no creerán en los dioses de sus padres, sino liberarán unos nuevos, cuyos símbolos cobrarán fuerza con las convicciones de la vida en un basurero. Y los mismos no se encuentran en las redes de información, ni en los compendios de información permitida, tampoco en Facebook ni en Youtube, la carencia de identidad de lo superior se desmaterializa en una potente amenaza de guerra mundial. El proceso surrealista de la fe adoptará nuevos matices en la preponderancia de la aceptación, estamos destruyendo a la misma humanidad y muy poco hacemos para frenar el inevitable desenlace.
Los autores se están preocupando por alcanzar sus metas con ideas cortas, por ello que el matiz de los argumentos consolida una preocupación inquietante, el poder de los eventos actuales controlados por un celular y la incapacidad de controlar la información, nos queda muy poco en el presente creativo, debemos recurrir a lo espiritual para degradar los ideales humanos.
El cybergrind alumbró hace muchos años, un aborto de los noventas que se ha mantenido escondido en los garajes donde nació, sin embargo hasta hoy es difícil encausar una definición académica, no hay una posición intelectual que ha tomado en cuenta esta tendencia que ha crecido beligerante en un mundo interconectado, donde  los protagonistas no se conocen entre sí y no se ponen de acuerdo en ningún foro para debatir los extremos. Este anonimato va de la mano con la tendencia de los usuarios informáticos de reservar su identidad, locación y actividades, ajustando la paranoia de un universo controlado por un par de multinacionales extorsionadas por los gobiernos poderosos. La piratería hoy significa tener acceso a información que es indecorosamente cara de proteger, y exponer que todo el dinero del mundo es inútil contra un teclado y una mente sagaz que por lo general es menor a los quince años. El adolescente es fulminado con toneladas métricas de información negativa y absorbe las iniquidades de un mundo sin censura, su espíritu vacío no tiene referentes que le permitan sosiego a su abultada carga moral. Para ello acude a métodos cuestionables que le permiten desahogar su lujuria creativa y su desconcierto existencial, se refugia en la soledad del bajo mundo, intercambiando opiniones con los más tímidos, alejándose de los grupos sociales tradicionales. El personaje principal no es un instrumento de la mafia, ni las corporaciones, ni los gobiernos, al contrario, es un peligroso enemigo de ellos que se escudan en estructuras y en organismos, y se fragilizan detrás de sus diversas capas burocráticas. El caudillo es libre de transitar en todos los medios existentes y se transforma en pesadilla cambiando los paradigmas de lo que hemos conocido como terrorismo.
Entonces el niño que maneja la computadora es el siguiente discípulo del anticristo.