viernes, 3 de junio de 2011

el anciano


Apoyé mi oído al tronco del enorme protector, un temblor agitaba la tierra, enojando a los centinelas del bosque, ahuyentando a los pequeños roedores, los pájaros invisibles
levantaron vuelo, batiendo sus alas de cristales. Algunos insectos cantaron advertencias. El desorden alteró a los pacíficos duendes de las raíces, ellos y sus animales domésticos escaparon por las grutas secretas, pequeñas catacumbas construidas por los dioses hacía miles de años.
Los centinelas cerraron sus hojas, cubriendo la superficie del cielo.

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