domingo, 31 de julio de 2011


Hassen vomitaba desfalleciendo en el momento que le hablaba el gigante. Resistía demasiado a aquella poderosa fuerza que los ocultistas llamaron Vrill, era el primer y único testigo vivo de la existencia de Thule, la sagradísima ciudad de los primeros colonos, el avalón, el paititi, el cólquida.
-Cuando despierte podrá ver quien soy- dijo el gigante.
-Voy a morir si me quedo dormido, Wañurgapuni nuganchij- respondió Hassen, pero usando el pretérito idioma de los Incas, el quechua.

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